viernes, 17 de mayo de 2019

VIGILANDO LA IRA Y LOS RESENTIMIENTOS.



La ira en todos sus aspectos es un problema humano universal. Pero representa una amenaza especial para los alcohólicos. Nuestra propia ira puede matarnos. Los alcohólicos recuperados están casi unánimemente de acuerdo en que la hostilidad, las peleas y los resentimientos nos hacen desear beber, y por consiguiente necesitamos estar alerta contra esos sentimientos. Hemos encontrado formas mucho más satisfactorias que la bebida para manejar este tipo de problemas.



Volvemos a ellas posteriormente. Primero daremos una lista de la formas y matices que pueden presentar la ira en algunas ocasiones:


Intolerancia, Vanidad, Tensión, Desconfianza,


Desprecio, Rigidez, Sarcasmo, Ansiedad,

Envidia, Cinismo, Auto-compasión, Sospechas,

Odio, Descontento, Malicia, Celos.




Tal vez el resentimiento "justificado" sea el de más difícil manejo. Es el resultado final de la ira "correcta" largamente acariciada. Cuando le permitimos que continúe, lentamente irá minando nuestras defensas contra el consumo de bebida.

Aun en el caso de que realmente hayamos sido tratados injustamente o exageradamente, el resentimiento es un lujo que, como alcohólicos, no nos podemos permitir. Para nosotros, toda situación de ira es auto-destructiva, porque nos puede conducir nuevamente a la bebida.






Algunos miembros de A.A. han podido, durante su sobriedad, seguir la huella de todas esas sensaciones que conducen a la ira subyacente. Durante nuestros días de bebedores, muchos de nosotros dedicábamos muy poco tiempo a pensar en este tipo de cosas. Preferíamos lamentarnos por ellas, o reaccionábamos excesivamente, especialmente después de haberlas atenuado con otro trago.

Tal vez el miedo también debiera estar en esa lista, ya que muchos de nosotros creemos que la ira es frecuentemente una manifestación del temor. No siempre estamos seguros acerca de qué nos produce ese temor. En ocasiones, no es más que un miedo vago, generalizado e indefinido. Y puede ocasionar una ira igualmente generalizada, que repentinamente acabará enfocándose sobre algo o alguien.

Los sentimientos de frustración también pueden dar origen a la ira. Los bebedores problema no gozamos particularmente de un alto nivel de tolerancia cuando nos vemos enfrentados a la frustración, bien sea real o imaginaria. Para nosotros, el pasante de esas indigestas emociones era el alcohol.

(LIBRO VIVIENDO SOBRIO DE A.A)

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