viernes, 31 de mayo de 2019

TÓMALO CON CALMA PARTE 2




O intencionalmente programamos algunas cosas con mucha anticipación, y nos enseñamos a dejarlas a un lado, en forma deliberada, hasta que se presente la ocasión. 

Otros de nosotros vemos que las listas y los programas estrictos pueden volverse tiranos, obligándonos a concluir cada ítem, sin importarnos el tiempo y el esfuerzo. Por consiguiente eliminamos las listas durante algún tiempo. Sin tener la obligación que nos impone su dictadura, podemos aprender a movernos a un paso espontáneo y pausado. 

Para muchos de nosotros, el sentarnos calmadamente durante 15 ó 20 minutos antes de empezar las actividades de cada día, nos ayuda a establecer un marco mental descansado y ordenado. Algunos de nosotros usamos métodos específicos de oración o meditación que hemos encontrado y que sirven particularmente bien para este propósito. Y aun durante un día muy atafagado, nos las arreglamos para sentarnos sin que nos disturben, con los ojos cerrados, para hacer una pausa de cinco minutos, y luego volver refrescados al trabajo. 


Para algunos de nosotros, es más fácil aprender a mantener un paso calmado si tenemos la ayuda de otra persona. Es probable que seamos incapaces de generar nuestra propia paz, pero a veces podemos obligarnos a sentarnos calmadamente a escuchar a un amigo que haya alcanzado algún grado de serenidad. El dedicar nuestra atención completa a una persona distinta nos ayuda a restaurar nuestro equilibrio y nos da una nueva perspectiva sobre nuestras propias vidas, de manera tal que podamos ver que no tenemos la obligación de mantenernos a las carreras. Para algunas personas son sumamente benéficas las sesiones más formales e institucionalizadas en que se busca la paz en compañía de otros (tales como los servicios religiosos, los retiros espirituales, y congregaciones similares). 

O simplemente podemos decidir levantarnos más temprano de lo que acostumbramos, para poder hacer nuestras cosas con más tiempo y más calma. Con un poco de meditación, podemos llegar a elaborar nuestros horarios personales para que sean menos congestionados, más flexibles, y por consiguiente menos ofuscados y apretados. 

Cuando nos encontramos sumamente tensos o casi histéricos, podemos preguntarnos ocasionalmente, "¿Es que soy realmente tan indispensable?" o "¿Es esta prisa realmente necesaria?". Con gran alivio vemos frecuentemente que la respuesta más honesta es ¡NO! Todos estos trucos sirven realmente a la larga, no solo para ayudarnos a sobreponer nuestro problema alcohólico y las secuelas que contiene, sino que también nos capacitan para volvernos más productivos, porque conservamos y canalizamos nuestra energía en una forma más racional. Acomodamos las prioridades en una forma más sensata. Aprendemos que muchas acciones que en algunas oportunidades considerábamos vitales pueden eliminarse si son reexaminadas cuidadosamente. El preguntarnos "¿Qué tan importante es esto?" es frecuentemente un buen ejercicio. 

Naturalmente, "Tómelo con calma" no nos proporciona una licencia para la pereza o para llegar tarde a los compromisos. 

Existen cosas que no deben posponerse hasta mañana. Una de ellas es el dejar de beber. Pero hay muchas otras cosas que si se posponen durante estas 24 horas, cuando las afrontemos estaremos mucho mejor equipados para manejarlas. 

En cierta ocasión, una alcohólica sumamente enferma y agitada llamó a la oficina de A.A. y dijo que necesitaba ayuda ¡instantáneamente! Se le preguntó si podía esperar 20 ó 30 minutos hasta cuando alguien pudiera llegar a donde ella se encontraba. "¡NO!" respondió. "Mi médico me dijo que yo necesitaba ayuda inmediatamente, y no existe un momento que perder". 

Y luego continuó, "¡Y esto me lo dijo anteayer!". 

Nuestro corazón se conduele inmediatamente con alguien que se encuentre en esa penosa situación. Todos sabemos muy bien como se siente esa persona. La ayuda llego en el termino de una hora, y ahora ella cuenta la historia como un ejemplo de la forma como solía ser. Es casi increíble, cuando la vemos ahora reposada pero enérgica, calmada pero alerta. Si a usted le parece deseable una fuerte coraza interior de paz, paciencia y tranquilidad, es posible obtenerla. 

Recuérdese a sí mismo de vez en cuando que tal vez la velocidad igual para este día es "Tomarlo con calma". Y este cambio puede empezar en este instante, ¿verdad? 

jueves, 30 de mayo de 2019

TÓMALO CON CALMA PARTE 1



¿Ha terminado usted en este instante de leer el capítulo precedente, y rápidamente se dispone a leer este capítulo? ¿Por qué? Tal vez pueda ser de que usted necesite poner en práctica el refrán "Tómelo con calma". 

Como alcohólicos, generalmente tenderíamos a apurar nuestras copas más rápidamente que las otras personas. Y muy raras veces nos sentíamos dispuestos a dejar que quedaran unas pocas gotas en el vaso de cóctel, o un pequeño residuo en la botella. 

Muchos de nosotros nos hemos divertido por nuestra aparente inhabilidad, que se nos presenta aun después de muchos años de sobriedad, para dejar a medio terminar una taza de café o un vaso de soda. Frecuentemente nos vemos tragando hasta la última gota de una bebida no alcohólica, como si . . . 

Tal vez la mayor parte de nuestros lectores ya hayan entendido el punto: No es siempre fácil para nosotros dejar a un lado sin terminar el capítulo, o el libro que estamos leyendo. Parece que hay casi una compulsión para seguir hasta el final, en vez de tomar solamente una página o un capítulo o dos por día y el resto para otra oportunidad. No es que esta tendencia sea del todo mala. 
Para recuperarnos de una obsesión destructiva tal como la de beber, es muy sensato reemplazarla con una obsesión benigna, tal como la compulsión de buscar más o más conocimiento y ayuda para el problema alcohólico. 

De manera que continúe leyendo, si lo prefiere. Es mucho más saludable que empezar a beber. 

Pero cuando usted llegue al final de este capítulo, tal vez desee ensayar algo nuevo. Ponga a un lado este libro y revise su día. Vea cuántas veces usted hubiera podido retardar un poco el paso o tomar las cosas con un poco más de facilidad si se hubiera detenido a pensar en ello.





El refrán "Tómelo con calma" es una de las formas en que nosotros los A.A. nos recordamos uno a otro que muchos tenemos las tendencias a exagerar, de apurar las cosas, impacientes con cualquier cosa que trate de detenernos. Para nosotros es muy difícil descansar y tomarle sabor a la vida. 

Cuando uno de nosotros se encuentra afanado para hacer algo o conseguir algo rápidamente, un amigo puede reconvenirlo gentilmente diciéndole. "Tómelo con calma". Luego se presenta un rayo de molestia contra el consejero. Y eso puede indicar que el consejo ha atinado en el blanco, ¿no es verdad? 

Sí, sabemos que la impaciencia no está limitada en la actualidad a los alcohólicos. A medida que se acelera el proceso del cambio en nuestra civilización, más y más gente se siente presionada por el tiempo y empujada para afanarse y llegar a tiempo . . . ¿A qué? ¿Y con quién? 


Esa presión no empuja a los bebedores dentro del alcoholismo, como cualquiera puede verificarlo. Solamente un pequeño porcentaje de bebedores desarrolla nuestro problema. Pero aquellos de nosotros que llegamos al alcoholismo vemos que compartimos la necesidad de aprender a descansar, adquirir un ritmo saludable, gozar de las pequeñas ganancias y aun de los placeres simples que encontramos en el camino, o sea, aprender a gozar de la jornada, en vez de correr afanosamente hacia nuestro destino. El horizonte siempre está en el mismo sitio. En ocasiones, vale la pena quedarnos quietos para observarlo, únicamente por darnos el placer de un paisaje apacible. Algunos de nosotros encontramos repetidamente, también, que abarcamos más de lo que podemos apretar, habiéndonos cargo de muchos más compromisos que los que cualquier persona puede manejar. 

Probablemente, podríamos aprender mucho acerca de esto de algunos pacientes cardíacos recuperados. Muchos de ellos se las arreglan para estar activos vigorosa y productivamente en una forma apacible que evita las prisas, las presiones innecesarias, y la esclavitud permanente del reloj. 



Algunos de nosotros elaboramos rutinas para ayudarnos a mantener nuestras metas dentro de límites realistas y dentro del alcance de la posibilidad. Podemos hacer una lista de cosas que nos gustaría hacer hoy, y luego descartar deliberadamente la mitad o más de ella. Al día siguiente, otra lista. 

(LIBRO VIVIENDO SOBRIO) 


miércoles, 29 de mayo de 2019

ELIMINAR LA AUTOCOMPASION PARTE 2


También podemos desplegar una extraña capacidad para convertir una pequeña molestia en todo un universo de lamentos. Cuando el correo nos trae la cuenta del teléfono, nos sentimos abrumados por nuestras deudas, y declaramos formalmente que nunca podremos terminar de pagar. Cuando se nos quema un asado, lo consideramos como una prueba de que nunca podremos hacer algo a derechas. Cuando llega el auto nuevo, decimos confidencialmente, "Con la suerte que yo tengo, algo me va a suceder". 


Es como si lleváramos a nuestras espaldas un morral lleno de recuerdo desagradables, tales como heridas y rechazos de nuestra niñez. Veinte, o cuarenta años después, ocurre un acontecimiento de menor importancia comparable a uno de aquellos que tenemos guardados en la bolsa. Esa es la ocasión en que nos sentamos, destapamos la bolsa, y empezamos a sacar de ella con todo cuidado, aquellas heridas y rechazos del pasado. 
Con un recuerdo emocional total, volvemos a vivir cada uno de esas frustraciones vívidamente, ruborizándonos de vergüenza por las timideces de nuestra niñez, mordiéndonos la lengua por las ideas antiguas, repasando las antiguas disputas, temblando con temores casi olvidados, y tal vez llorando de nuevo por un fracaso amoroso de nuestra juventud. 

Esos son casos extremos de autocompasión genuina, pero no son difíciles de reconocer para aquellas personas que alguna vez han tenido, visto o deseado esa sensación lacrimosa. Su esencia es la autoabsorción total. Podemos llegar a sentirnos tan estridentemente preocupados por nosotros mismos que perdemos el contacto con todos los demás. No es muy fácil congeniar con alguien que actúe en esa forma, excepto un niño enfermo. Por eso cuando nos sentimos en esa situación de "pobrecito yo", tratamos de esconderla, particularmente de nosotros mismos, pero no existe forma de librarnos de ella. 

Por el contrario, necesitamos arrojar de nosotros esa absorción, ponernos de pie, y dar una mirada sincera a nuestro proceder. Tan pronto como conocemos la autocompasión, podemos empezar a hacer algo acerca de ella, algo diferente de beber. 

Los amigos pueden sernos de mucha ayuda si son lo suficientemente íntimos como para poder hablarles francamente. Ellos pueden escuchar las notas falsas de nuestro canto de lamentos y decírnoslo así. O probablemente nosotros mismos podemos escucharlas; y empezamos a poner en orden nuestros sentimientos por el simple expediente de expresarlos en voz alta. 

Otra arma excelente es el humor. Algunas de las más resonantes carcajadas en las reuniones de A.A. se escucharan cuando un miembro describe su última orgía de autocompasión, y los asistentes nos vemos a nosotros mismos en ese espejo de diversión. Allí nos vemos hombres y mujeres adultos envueltos en el pañal emocional de un bebé. Puede ser un choque, pero la carcajada compartida ahuyenta muchos de los dolores, y el efecto final es muy saludable. 

Cuando observamos la iniciación de nuestra autocompasión, podemos también tomar una acción contra ella con un libro de inventario instantáneo. Por cada anotación de miseria en la columna del debe, podemos anotar una bendición en la columna de haber. La salud de que gozamos, la enfermedad que no tenemos, los amigos que hemos amado, el clima soleado, la buena comida que nos espera, el gozar de todas nuestras facultades, el cariño que se nos proporciona, la amabilidad que recibimos, las 24 horas de sobriedad, el trabajo de una hora, el buen libro que estamos leyendo, y muchas otras causas de satisfacción que pueden totalizarse para contrarrestar el débito que causa la autocompasión. 

También podemos usar el mismo método para combatir las depresiones de los días festivos, que no suceden únicamente a los alcohólicos. Navidad, año nuevo, cumpleaños y aniversarios arrojan a muchas personas dentro de las marañas de la autocompasión. En A.A. podemos aprender a reconocer esa antigua inclinación para concentrarnos en la tristeza nostálgica, o mantener en circulación una letanía de lo que hemos perdido, de 
antigua inclinación para concentrarnos en la tristeza nostálgica, o la gente que nos desprecia, y de lo pequeños que nos sentimos al compararnos con los ricos y los poderosos. Para contrarrestar esto, añadimos al otro lado del libro mayor nuestra gratitud por la salud, por las personas amadas que nos rodean, por nuestra habilidad para dar amor, ahora que vivimos en la sobriedad. Y nuevamente, el balance mostrará utilidades. 

(LIBRO VINIENDO SOBRIO)

martes, 28 de mayo de 2019

ELIMINAR LA AUTOCOMPACION PARTE 1



Esta emoción es tan desagradable que nadie que esté en sus cabales quiere admitir padecerla. Aun cuando estamos sobrios, muchos de nosotros hacemos cuanto está a nuestro alcance para ocultarnos a nosotros mismos el hecho de que estamos atrapados en una telaraña de autocompasión. No nos gusta que se nos diga que sale a flote esta emoción, y rápidamente tratamos de argumentar que estamos experimentando una emoción distinta a esa tremenda sensación de "pobre de mí". O podemos también, en un segundo, encontrar una docena de razones perfectamente legítimas para sentirnos algo tristes por nosotros mismos. 

Mucho tiempo después de habernos desintoxicado pende sobre nosotros el sentimiento tan conocido del sufrimiento. La autocompasión es una arena movediza. El hundirnos en ella requiere mucho menos esfuerzo que la esperanza, la fe, o el simple movimiento. 

Los alcohólicos no tenemos este monopolio. Cualquier persona que pueda recordar un dolor o enfermedad durante la niñez puede probablemente recordar también el alivio de lamentarnos por lo mal que nos sentíamos, y la casi perversa satisfacción de rechazar toda clase de consuelo. Casi todos los seres humanos, pueden simpatizar profundamente con el clamor infantil de "¡Déjenme solo!". 

Una de las formas que toma la autocompasión en nosotros cuando dejamos de beber es: "¡Pobre de mí! ¿Por qué no puedo yo beber como todos los demás? ¿Por qué me tuvo que haber sucedido esto a mí? ¿Por qué tengo yo que ser un alcohólico? ¿Por qué yo?. 

Ese pensamiento es el gran tiquete de entrada a un bar, pero no es más. El llorar sobre una pregunta sin respuesta es como lamentarnos por haber nacido en esta era, y no en otra, o en este planeta, en vez de haber nacido en una remota galaxia. 

Por supuesto, descubrimos que no se trata únicamente del "mí", cuando empezamos a encontrar alcohólicos recuperados en todo el mundo. 

Posteriormente, nos damos cuenta de que hemos empezado a vivir en paz con esa pregunta. Cuando llegamos realmente a acertar en una recuperación agradable, o bien encontramos la respuesta o simplemente perdemos interés en la investigación. Usted reconocerá este evento cuando le suceda. Muchos de nosotros creemos haber encontrado las razones poderosas que nos llevaron al alcoholismo. Pero aun en el caso contrario, continúa la necesidad mucho más importante de aceptar el hecho de que no podemos beber, y actuar en consecuencia. No es realmente una acción muy efectiva la de sentarnos en nuestra propia laguna de lagrimas. 

Algunas personas muestran un celo especial para rociar sal sobre sus propias heridas. A menudo sobrevive en nosotros una feroz eficiencia en ese juego inútil que proviene de nuestros días de 
bebedores.

(LIBRO VIVIENDO SOBRIO)

domingo, 26 de mayo de 2019

EL PLAN DE LAS 24 HORAS


Por ejemplo no hacemos promesas solemnes, no decimos que "nunca" vamos a beber. En lugar de esto, intentamos seguir lo que llamamos en Alcohólicos Anónimos (A.A) : "El Plan de 24 Horas." 
Nos concentramos en mantenernos sobrios durante 24 horas. 
Sencillamente, tratamos de pasar los días, uno a uno, sin beber. Si sentimos el deseo de beber, ni cedemos ni nos resistimos. Aplazamos tomar este primer trago por un día, hasta mañana.

En lo que concierne al alcohol, tratamos de mantener una forma de pensar honesta y realista. Si nos sentimos tentados a beber - "y la tentación normalmente se desvanece después de los primeros meses en Alcohólicos Anónimos (AA)"- nos preguntamos si, teniendo en cuenta las consecuencias que hemos experimentado en el pasado a causa de la bebida, este trago que nos estamos proponiendo vale realmente la pena.

Tenemos presente que somos perfectamente libres de emborracharnos, si así lo queremos; que la decisión de beber es exclusivamente nuestra. Y lo más importante intentamos enfrentarnos con la realidad de que, sea cual sea el tiempo por el que nos hayamos mantenido sin beber, seremos alcohólicos para siempre y, que sepamos nosotros, los alcohólicos nunca pueden volver a ser bebedores normales o sociales.


También seguimos la experiencia de los venturosos "veteranos" en otro aspecto. Normalmente seguimos asistiendo regularmente a las reuniones del grupo de Alcohólicos Anónimos (A.A) local, del cual nos hemos hecho miembros. No hay ninguna regla que haga obligatoria esta asistencia. Ni podemos siempre explicar por qué el oír las historias e interpretaciones de otros miembros parece darnos ánimo. No obstante, la mayoría de nosotros creemos que la asistencia a las reuniones y otros contactos informales con nuestros compañeros de Alcohólicos Anónimos (A.A) son factores que contribuyen de manera importante al mantenimiento de nuestra sobriedad.

sábado, 25 de mayo de 2019

VIVE Y DEJA VIVIR





A fin de vivir y dejar vivir debemos primero tener una visión general de la vida, y ver algunas circunstancias que afectan nuestra vida emocional, y que sólo comprendiéndolas y aceptándolas nos harán posible vivir verdaderamente. Sólo entonces podemos aprender a dejar vivir. Y vivir y dejar vivir contribuye mucho al sano juicio.

Lo primero que nos sucedió en este viejo mundo fue que nacimos. No pedimos hacerlo. No lo escogimos. No obstante, lo aceptamos.

Nacimos de dos padres especiales. Tampoco los escogimos. De hecho, no escogimos ninguna de las circunstancias de nuestro nacimiento; ya sea que hayamos nacido ricos o pobres, enfermos o sanos, negros, blancos, rojos o amarillos.

No escogimos el lugar de nuestro nacimiento, ya sea que haya sido en América, Asia o Europa, o tal vez en el Polo Norte.

¡No escogimos ninguna de estas cosas! Y no podemos cambiar la mayoría de ellas. De manera que, para vivir, debemos empezar por hacerlo dentro de los límites de las circunstancias de nuestra existencia. Debemos empezar con lo que somos, no con lo que desearíamos haber sido. Eso es realidad.

Tal vez pueda ayudar el percatarse de que hay diversos tipos de vida en
el hombre:

12.1 La vida física. Con ésta nos es dada la obligación de cuidar de nuestros cuerpos. Y el cuerpo que tenemos es el único que habremos de tener.

12.2 La vida mental. La vida de la mente del hombre abarca su voluntad y su intelecto. Trae consigo la obligación de usar el intelecto, el libre albedrío para aprender, juzgar, razonar, practicar una buena higiene mental.

12.3 La vida emocional. Contra la opinión general, y lo que a nosotros nos parece una publicidad mal encauzada, los problemas emocionales son equivocadamente denominados .problemas mentales. y son erróneamente relacionados con las enfermedades .mentales.. Esto ha provocado un estigma. Y debido a la alarma que actualmente existe sobre las enfermedades mentales, miles de individuos no buscan ayuda para no ser considerados enfermos mentales. -Iocos- Hoy en día, un 85% de los pacientes internados en los llamados hospitales mentales no tienen ninguna afección mental. Están emocionalmente enfermos. Su pensamiento se ha extraviado por que su sistema nervioso en alguna forma se ha menguado. La palabra emocional en si significa un movimiento interior -una sensación-o La palabra latina es “e” “motu” de un movimiento, sensación.. Y estamos convencidos de que casi todas las personas “mentalmente” enfermas, están sólo emocionalmente enfermas, la mayor parte de cuya enfermedad tiene que ver con el sistema nervioso las sensaciones- y de ningún modo son indicativos de una mente enferma. El comprender esto con mayor claridad, tanto por parte de los doctores como por la de la gente, ayudaría mucho a que, aquellos que están emocionalmente confundidos, se decidieran a buscar la ayuda adecuada. En lo particular debemos comprender esto en nosotros mismos, si es que esperamos alguna vez vivir una vida emocionalmente sana.

12.4 La vida espiritual. Esta determina nuestra relación con Dios como una persona.

12.5 La vida moral. La vida moral del hombre tiene que ver con nuestra relación con las leyes de Dios y nuestras obligaciones bajo ellas.

Ahora bien, todo lo anterior integra la personalidad total de cada persona. Cada persona es hoy el resultado de la combinación de (1) sus antepasados y padres; (2) el intelecto dado a cada quien, y su entrenamiento; (3) el alma de cada uno; con su credo, su práctica y su oración. ¡Esto es una persona! Esta totalidad es cada uno de nosotros, ya sea que nos guste o no. y éste es el yo con el que ,tenemos que empezar a vivir. Nadie empieza realmente a vivir con la persona que desearía ser.

Cuando empecemos a vivir, aprenderemos que todos los enfoques positivos hacia las situaciones engrandecen el valor de la vida; todos los enfoques negativos matan y destruyen. El término en sí, ”negativo”, significa negar, matar. La palabra ”positivo”, por otra parte, significa colocado, seguro. 
¿Cómo podemos distinguir el enfoque negativo del positivo? He aquí las palabras de batalla:

¡No soy! ¡No puedo! ¡No quiero! ¡No hago!, son las manifestaciones del enfoque negativo. ¡Puedo! ¡Soy! ¡Quiero! ¡lo haré!, son reflejos del enfoque positivo.

Los últimos significan vivir; los primeros significan morir, y en el camino al cementerio, van recogiendo cantidades de problemas emocionales.
¡Vivir! Usar nuestras mentes para aprender, para meditar, para mejorar nuestra vida pensante. ¡Vivir! Dar a nuestro cuerpo el cuidado y el ejercicio adecuado. ¡Vivir! Ejercitar nuestra alma en la oración, y con fe, confianza y amor.

Sólo nosotros podemos vivir dentro de nosotros. Pero no sólo debemos vivir verdaderamente, sino que debemos dejar vivir. ¿Por qué? Debemos dejar vivir porque estamos en un mundo de gente. Y toda esta gente tiene distintos antecedentes, diferentes antepasados, diversas circunstancias de nacimiento, entrenamiento diferente, distintas personalidades -yeso, amigos, por su propia naturaleza produce fricción, a menos que nosotros comprendamos a los demás y los dejemos vivir. Tenemos derechos como personas. Igualmente, tenemos obligaciones. Cada derecho en la vida trae aparejada una obligación.

Tenemos derecho a nuestra opinión. Tenemos la obligación de tolerar las opiniones de los demás. ¡Hay que dejarlos vivir!
Tenemos derecho a las comodidades de la vida que nos hayamos ganado, pero también tenemos la obligación de contribuir para el alivio de los pobres de los hambrientos. La propia injusticia de los salarios está basada en este derecho y en esta obligación. ¡Dejar vivir!

Tenemos derecho (aunque no sea propiamente tan libre) de dar salida a nuestras emociones; también tenemos, por lo mismo, la obligación de tolerar las excentricidades de los demás. ¡Hay que dejarlos vivir!.

La dificultad en muchas relaciones familiares es que uno a otro está demasiado decidido a obligar a los demás a vivir a su modo. Podemos escuchar a la esposa amante” Aquí está tu comida guisada en la forma de que más vale que te guste”. Demasiadas personas en situaciones familiares están decididas a hacer felices a los demás -pero a su propio modo. Hay que dejarlos vivir al -modo de ellos.

También se comete con frecuencia un grave error en la vida familiar cuando la madre o el padre tratan constantemente de cambiar el uno al otro. Esto no puede lograrse. Hay que dejar vivir. Así habrá mucha más paz. 

Alguien ha escrito: ”Una convicción es una verdad que podemos defender sin enojamos; todo lo demás es prejuicio! 

¡Vive y deja vivir!

12.5.4 En nuestros contactos sociales-gente-vecinos. vivimos contribuyendo con nuestra parte para la comunidad. Somos una parte de la comunidad. A nuestra vez, le debemos parte de nosotros mismos. ¡Vivir! y si los vecinos o la gente son ocasionalmente algo excéntricos -hay que dejar que lo sean. ¡Hay que dejarlos vivir! O si son negros -hay que dejarlos vivir. 

Esto es adaptarse a la realidad -realidad que nos dice que todos los hombres son iguales ante Dios -negros, blancos, amarillos, rojos, católicos, protestantes, judíos, ricos, pobres, sanos, enfermos, buenos, malos, santos, pecadores, normales, anormales y lo que gusten. Pueden nombrarlos -son nuestros hermanos. y que peso de fricción suprimirá de ,nuestras vidas esa convicción.

¡Vive y deja vivir!

12.5.5 En la vida de las emociones -esas sensaciones extrañas- esos impulsos. ¡Vivir! Hay que aprender a practicar la expresión de uno mismo. Practicar un pasatiempo. Tener una válvula de escape -¡De lo contrario, ellos exigirán uno! ¡Vivir! No hay que reprimirlos.

En este punto creemos que es necesario explicar el término represión y ver lo peligroso que es para una vida emocional sólida; y especialmente cómo difiere del control y de la desatención. Estos últimos los aconsejamos; la primera habrá de ocasionar siempre problemas emocionales.

(LIBRO VIVIENDO SOBRIO)

viernes, 24 de mayo de 2019

FORMAS DE SUPERAR LA DEPRESIÓN.




Si estás deprimido, lo mejor es que hagas algo al respecto: las depresiones no se curan solas. Aparte de pedir ayuda a un médico o terapeuta, hay cinco cosas que puedes hacer para encontrarte mejor.


Ejercicio físico. Anda a paso ligero de 15 a 30 minutos cada día, o baila, corre o monta en bicicleta, si lo prefieres. A las personas deprimidas no les suele apetecer estar activas. Pero, de todos modos, obligarte a hacerlo (pídele a un amigo que te acompañe si lo necesitas para estar motivado). En cuanto hagas del ejercicio un hábito, no tardarás mucho en percibir un cambio positivo en tu estado de ánimo.

Aparte del ejercicio aeróbico, algunas posturas de yoga te pueden ayudar a aliviar los sentimientos depresivos. Prueba la postura del perro con la cabeza hacia abajo o la de piernas arriba contra la pared (puedes encontrar estas dos posturas en sitios de Internet sobre yoga). Hay otros dos aspectos del yoga: los ejercicios de respiración y la meditación, que también pueden ayudar a encontrarse mejor a la gente deprimida.


Cuídate alimentándote bien. La depresión puede afectar al apetito. Cuando están deprimidas, a algunas personas no les apetece nada comer, pero hay otras pueden comer demasiado. Si la depresión ha afectado a tus hábitos alimentarios, tendrás que tener muy presente la necesidad de alimentarte bien. La nutrición puede influir en el estado de ánimo y el nivel de energía de una persona. O sea que come abundante fruta y verdura y sigue un horario de comidas regular (aunque no tengas hambre, intenta comer algo ligero, como una pieza de fruta, para seguir adelante).

Identifica los problemas, pero no les des vueltas. Intenta identificar las circunstancias que han contribuido a tu depresión. Cuando sepas qué es lo que te ha hecho sentirte triste y decaído y por qué, habla sobre ello con un amigo que te aprecie. Hablar es una forma de dar rienda suelta a los sentimientos y de recibir algo de comprensión. 


Una vez hayas aireado esos pensamientos y sentimientos, centra la atención en algo positivo. Actúa para solucionar tus problemas. Pide ayuda si la necesitas. Sentirse conectado con los amigos y la familia puede ayudar a aliviar los sentimientos depresivos. Y tú también puedes ayudarles a sentir que pueden hacer algo por ti en vez de limitarse a ver lo trise que estás.

Exprésate. Cuando una persona está deprimida, puede tener bloqueadas la creatividad y la capacidad para disfrutar de las cosas. Ejercita tu imaginación (pintando, dibujando, haciendo garabatos, cosiendo, escribiendo, bailando, componiendo música, etc.) y no sólo conseguirás que fluyan tus jugos creativos sino que es posible que también experimentes emociones positivas. Dedica tiempo a jugar con un amigo o con tu mascota o haz algo divertido a solas. Encuentra algo de qué reírte; como una comedia, por ejemplo. La risa ayuda a levantar el ánimo.

Intenta fijarte en el lado positivo de las cosas. La depresión repercute sobre los pensamientos de las personas, haciendo que todo parezca negro, desastroso, triste y negativo. Si la depresión te está haciendo fijarte solo en lo negativo, haz un esfuerzo para fijarte en las cosas buenas de la vida. Primero intenta identificar una cosa positiva, luego intenta buscar otra más. Considera tus puntos fuertes, tus dones y lo afortunado que eres. Y, sobre todo, no te olvides de tener paciencia contigo mismo. La depresión requiere tiempo para curarse.